La ansiedad es una respuesta sobredimensionada al miedo. Puede aparecer tras estar sometidos a estímulos muy estresantes durante mucho tiempo, o puede ser consecuencia de un suceso traumático. Pese a lo molesta y limitante que suele ser, es necesario atenderla sin rechazarla.

La dependencia a sustancias y/o actividades supone un deterioro en todas las áreas de la vida que conforman a la persona: individual, laboral, familiar, etc. La necesidad de desconectarse del mundo es síntoma del desorden y la insatisfacción personal.

Las personas con dependencia a otros, suelen presentar baja autoestima y carencias emocionales. Buscan respuestas externas a problemas más profundos, así que la clave terapéutica  pasa porque ellos mismos satisfagan sus propias necesidades.

Tener una autoestima equilibrada es la base para construir relaciones sanas, contigo mismo y con los demás.
Conoce tu valor y potencia tus capacidades para respetarte, cuidarte y liberarte para siempre de los juicios que no te permiten ser feliz.

Aunque los procesos de duelo se asocian mayoritariamente con la muerte, también pueden ocurrir cuando nos rompen el corazón o perdemos el trabajo. Saber gestionar las etapas que lo conforman, evitará que ese dolor se haga crónico.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de desesperanza, abatimiento, infelicidad y culpa. Cuando te sientes tan incapacitado, necesitas que alguien te acompañe en un proceso para recuperar a la persona que eras.

Las personas no sólo tienen que lidiar con sus dificultades, sino que también necesitan luchar con las que surgen de la relación con los demás. Las relaciones afectivas y sexuales son de las que más comprometen el equilibrio psico-emocional.

La adolescencia es una etapa de transición hacia la vida adulta. La presión a la que se ven sometidos formativa y socialmente, y esa búsqueda de su identidad, les puede generar mucho estrés. Nuestro trabajo es dotarlos de herramientas para orientarlos sanamente hacia sus metas.